Cuando el verano se acerca parece que solo nos centramos en preparar nuestro cuerpo pero, ¿y nuestra piel? Su cuidado debería ser lo primordial.
Afronta esta nueva temporada de sol cuidando tu piel: consigue un bronceado bonito y duradero sin perjudicar la salud de tu piel y su aspecto.
Aquí van algunos consejos:
Preparar la piel
1. Hemos comentado ya varias veces la importancia de hidratar la piel durante todo el año, pero hidratarla bien meses antes de la exposición solar del verano es clave.
Unos meses antes del verano debemos asegurarnos mantener unos niveles hídricos y nutritivos correctos para que las células de nuestra piel estén oxigenadas y fuertes. Esto mismo nos protegerá más ante los rayos UV y la sequedad que produce el cloro, salitre, aires acondicionados...
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2. Es recomendable aumentar la ingesta de betacarotenos (zanahoria, calabaza...) unos 2 o 3 meses antes de verano. Estos nos ayudan a intensificar nuestro bronceado y nos darán una inyección extra de antioxidantes, lo cual se traduce en una piel más fuerte y protegida desde el interior ante los UV.
3. Antes de tomar el sol, es crucial exfoliar el rostro y cuerpo, de tal manera, eliminamos las células muertas y renovamos la piel. Así, conseguiremos un bronceado más duradero y uniforme, y una piel más receptiva a la cosmética protectora y reparadora que apliquemos.
Cuidar y reparar la piel durante
1. No perfumes la piel si vas a exponerte al sol, esto podría hacer que salgan manchas en la piel.
2. Debemos aplicar protector solar durante todo el año, pero en verano es importantísimo no saltarnos este paso. Aplica un protector mínimo de 30 tanto en el rostro como el cuerpo. También es importante repetir la aplicación cada 2 horas y siempre tras el baño.
No olvides de limpiar la piel en profundidad al acabar el día para eliminar los restos de la crema y evitar que los poros se taponen y asfixien la piel.
3. Bajo la protección solar puedes aplicar un sérum rico en vitamina C, ya que esta aumenta la fotoprotección natural de la piel, optimiza la generación y dispersión de la melanina, para evitar manchas.
4. El cloro y la sal al contacto con el sol hacen que nuestra piel envejezca antes, salgan arrugas y se vuelva más sensible a la aparición de manchas. Por tanto, después de bañarte en la playa o la piscina debes eliminar cualquier rastro de la piel. Tras los baños veraniegos, aplícate un sérum de vitamina C o un sérum multivitáminico ya que disminuye los efectos de las radiaciones solares en la piel.
Reparar después
1. Las quemaduras del sol producen inflamación y enrojecimiento, aumentando la temperatura de la piel. Si tienes quemaduras, debes evitar la exposición solar y los baños en agua salada o con cloro, ya que pueden irritarla aún más. Además, es esencial hidratar la piel con productos ricos en hidratación y regeneradores.
2. Si queremos mantener el bronceado durante más tiempo, debemos seguir exfoliando, hidratando la piel y nutriéndola. La piel bronceada se engrosa como medida de defensa natural, lo cual hace que se muestre seca y agrietada fácilmente. Exfoliar la piel no hará que el bronceado se vaya más rápido. Al hidratar y nutrir la piel evitamos que se muestre cetrina por el efecto de la sequedad sobre la tez bronceada. Además nos ayudará a que la transición a una piel nueva sin broncear sea progresiva y saludable.
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¿Y tú? ¿Cómo cuidas la piel durante estos meses de sol? ¿Algún consejo? ¡Háznoslo saber!
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